Subimos por el valle de Estós con un verde acompañado de marrones, rojos, anaranjados y azul por techo. Llegando al refugio el azul se transformó en gris y éste poco a poco te iba envolviendo de forma sibilina pero llegando casi a lo tétrico. De manera mágica del gris comenzaron a descolgarse estrellitas blancas diminutas, tan diminutas que iban cubriendo el verde, marrones, rojos, anaranjados (eiiii! el azul no ... que no nieva p'arriba ;) casi sin darte cuenta de un blanco brillante, tan brillante como la Vida. En una tarde y una noche una considerable capa blanca ya cubría el valle ... en unas pocas era todo de un blanco brillante, tan brillante como el alma que se abre, tan brillante como la Vida, que nunca sabes lo que te depara.
Año de nieves ...
lunes, 9 de noviembre de 2009
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