Está muy bueno el artículo anterior publicado por Tere Marín. Aunque no es ningún descubrimiento nuevo el trepicheo histórico con los títulos. De hecho los grandes pensadores (y los pequeños) siempre han mantenido como hipótesis más certera sobre el orígen de títulos nobiliarios el regalo que el monarca hacía a sus vasallos más vasallos, independientemente de la inteligencia y capacidad de estos (aunque siempre alguno podía salir rana). A partir del nombramiento se entraba en el juego de la falsa imagen, la publicidad engañosa, la hipocresía, la estupidez ... eso sí, el honor sagrado. Debe ser por todo ello que las fiestas de la nobleza eran tan aburridas.
Hoy las cosas han cambiado, el honor no vale cinco céntimos, pero la falsa imagen, la publicidad engañosa, la hipocresía y la estupidez se han revaloralizado a niveles exhorbitantes. Eso sí, los nobles de hoy (los que pueden ... y alguno que no puede) se pegan unas fiestorras que hay de tó! hasta un ejército de parásitos en que la media de coeficiente intelectual no llega al 20.
Yo creo que los publicistas, que son mu' listos, toman nota de como dirigirse a este ambiente para llegar al público general, pues si entienden el mensaje ellos, lo entenderá tó quisqui ... y así nos va, "Pruebas de que la raza humana se dirige inexorablemente a la estupidez".
.- En un paquete de frutas secas de American Airlines:
INSTRUCCIONES: ABRIR EL PAQUETE, COMER LAS FRUTAS SECAS.
(Uff, gracias!)
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